Pero en verdad no hay puertas, ni escape. Las salidas o las entradas son meras ficciones, no hay ni adentro ni afuera.
Entonces que es esta realidad que estoy viviendo?
Preguntándome de donde vengo o donde voy, tratando de entender si soy aceptado o no, si lo que soy hace que sea querido u odiado.
Allí descubro mi realidad, el entorno soy yo, mis desventuras y aciertos soy yo.
La suma de los mundos, universos, épocas y estilos soy yo.
La defensa de mi juicio son mis propias palabras, y así me enfrento a mi propio patíbulo.
Al estar frente a mí soy incapaz de mirarme a los ojos
Cuál es la realidad que nos han enseñado a ver, buscar o construir?
Seguramente no es esta que siento.
La realidad forma parte del todo y no es aprendida, ni construida. Se siente profundo dentro del ser, más allá de paredes, puertas y ventanas.
La aceptación y los esquemas predeterminados crean un falso presente un frustrante futuro.
Métodos, esquemas y muchos bla, bla, bla, nos inundan constantemente.
El dolor, la tristeza, la frustración viene de ese sinnúmero de enfrentamientos y competencias que nos hacen poseedores de la entrada y la aceptación de los otros.
Nada esto habla de ser feliz ni del Amor.
Elijo mi realidad, ser feliz más allá de los esquemas y preceptos, amar más allá de las personas y de los otros.
La tristeza de cada día también soy yo, la angustia y el temor, todas son partes de este todo que soy.
Y sigo andando, eso es tal vez lo que cada uno necesite aprender. A caminar, a senderizar la vida.
Los caminos nos llevan solo a lugares conocidos