Alguna vez yo

Alguna vez yo
Y con rulos

martes, 11 de enero de 2011

Catalina

Catalina sintió la fuerza de su cuerpo surgir debajo de las sábanas,
No estaba sola, no estaba acompañada…
Su cuerpo sintió otra piel, cercana y húmeda…
Catalina no entendió sus palabras, ni sus pensamientos,
simplemente se conformó con escuchar lo que le decían y responder de manera correcta.

-. Cata!! Estas bien?
-. Si, si!! Estoy … (con esa sonrisa ensayada en su rostro) Estoy … (aunque en su mente sonó como una pregunta)

Se miró en el espejo tratando de sentirse, le gustaba hacer muecas en el espejo y reírse de si misma.

-. Me encanta oírte reír, saber que estas feliz…

Pero solo se estaba riendo, le encantaba hacer muecas en el espejo al levantarse y reírse de si misma, pero estar feliz era otra cosa o por otra cosa, pero para que decirle la verdad…

Catalina dejó que el agua de la ducha corriera por su cuerpo, sentía que todo su ser se refrescaba. Amaba acariciar su piel y disfrutar cada centímetro de ella…

Se maquillo antes de vestirse, le encantaba maquillarse desnuda y algunas veces seguía por todo su cuerpo, amaba cada centímetro de su piel y se lo recordaba cada vez que podía.

Catalina se vistió lentamente, siempre observándose en el espejo, le fascinaba mirarse desnuda en el espejo mientras se vestía.
Danzaba, bailaba, hacía un show para si misma…

Cuando terminó, tomo su cartera, la colocó sobre su hombro y salió caminando con suma tranquilidad y una hermosa sonrisa ensayada en su rostro.

-. Cata!! Catalina??!! Estas ahí? Cata!! Espera… Cat..

Subió al ascensor sin perder esa fluidez que tenía su cuerpo al caminar, con un paso detrás del otro en una danza sensual.
Alcanzó la calle, la mirada al frente, su caminar sin cambiar el ritmo…
Sabía que la miraban, sabía que ella quería ser mirada y lo disfrutaba a cada paso que daba, uno tras del otro, danzando como si hubiera un espejo frente a ella

La voz que la llamaba ya no llegaba a sus oídos…

Catalina siguió caminando, sabiendo que no volvería …
Y entre sus labios que mantenían esa sonrisa ensayada escapó la frase de cada mañana…
“Solo una vez y no vuelvas, solo una vez”
La calle amaba a Catalina, pero nunca pisaba la misma calle dos veces

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