Habría pensado que el tiempo curaba las heridas;
pero tal vez solo nos hace ver que las heridas no existen.
Son los miedos
La fantasía de volver a sufrir, de volver a sentirnos dichosos,
de encontrar nuestro camino y de perderlo.
El dolor está allí como un ayuda memoria,
para darnos cuenta que el presente sigue existiendo,
más allá de nuestro planes y deseos.
Es que me creí el cuento del sendero seguro
y hoy descubro que el sendero solo nos da lo mismo una y otra vez,
sin riesgos,
sin sobresaltos,
sin dudas.
He de volver a equivocarme muchas veces.
Me siento a esperar el amaneces
y me olvide de disfrutar esta noche maravillosa
Me reclino en este sillón,
me dejo convencer de mi mismo,
de aprender a caminar sin prisa.
No hay atajos, solo la incertidumbre.
Soy feliz, el día y la noche son lo mismo
Alguna vez yo
jueves, 1 de septiembre de 2011
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